Corría el año 1992, Sega sacó el Mega CD (un lector de CD ROM para Mega-Drive), permitiendo que los juegos tuvieran más duración, sonido excelente y secuencias de vídeo dignas de película de animación. Nintendo tuvo que reaccionar ante esta estrategia de sus rivales.Ya desde la NES, Nintendo barajaba notar a su consola de lector CD-ROM, de lo que se encargaría Sony.
Durante la fase de desarrollo de la Super Nintendo, la consola incluiría un chip de sonido creado por Sony, el SPC700. A cambio, Sony se encargaría de desarrollar la futura unidad lectora de la consola y contaba con el beneplácito de Nintendo para realizar su propia consola compatible con la Super NES.El proyecto tuvo que acelerarse por el anuncio del Mega CD de Sega. Sin embargo, Nintendo le vio las orejas al lobo. Releyendo el contrato con Sony se dieron cuenta de muchas cosas. Nintendo dependía únicamente de Sony para la fabricación de la "Snes CD". Y permitiendo a Sony crear su propia consola, que compitiera con la Super Nintendo y a su vez fuera compatible con sus juegos era prácticamente un suicidio a nivel comercial.
Sony, resentida por las negociaciones, decidió acabar en solitario lo que habían empezado. El final, de sobra conocido. En 1995 salió la PlayStation, la videoconsola más vendida de todos los tiempos, solo superada por su sucesora, la PlayStation 2. Nintendo seguía empeñada en crear un lector de CD-ROM para la SNES, y esta vez recurrió a Philips.Ya con la expectación que había y un lanzamiento pronosticado para 1994, las negociaciones volvieron a salir mal. Philips continuó por su parte creando la CD-I, un reproductor multimedia capaz de reproducir videojuegos, pero a diferencia de la PlayStation, fue un fracaso.
Finalmente Nintendo cedió en la lucha con el Mega CD de Sega, pero al ver que su éxito fue escaso, Nintendo se centró en una máquina con 64 bits con la N64. Esta sufrió múltiples retrasos, y cuando salió en 1997, perdió beneficios por una vieja amiga "novata" en el sector. Seguro que sabes cual es...